Mención honorífica No. 3

Tercera mención honorífica del II Concurso de Cuento de Voz del Narrador, se otorga al cuento:

«El capitán Galaxia y el bombero Gómez».

Se activó la alarma en la estación de bomberos de la Ciudad de México. Hombres y mujeres bajaron de inmediato por el tubo principal y se prepararon para salir. El jefe de los bomberos se acercó a Gómez y le dijo:

—¿Ya tienes la dirección?

—Sí, señor, no está lejos, llegaremos rápido —dijo Gómez.

—Muy bien.

—¿Hay algún indicio del origen del incendio?

—Sí, el Capitán Galaxia.

—¿Qué?

—Al parecer, el Capitán Galaxia estaba luchando con un monstruo o algo así, y entonces aventó un automóvil, y el vehículo rodó algunos metros y cayó sobre una gasolinera. Por eso tenemos que ir de inmediato para apagar el incendio.

—Entendido, señor.

Cuando los bomberos llegaron al lugar, todo era un caos; el fuego se estaba extendiendo por la calle. Muy pronto llegaría a un parque donde jugaban unos niños. Gómez mandó evacuar a los niños y después bajaron las mangueras. Los bomberos formaron dos líneas para atacar al fuego desde dos frentes. Dos bomberos tenían que sostener cada manguera porque la fuerza del agua era muy potente. Finalmente, el incendio fue sofocado. Los bomberos habían ganado.

Al otro día, la alarma volvió a sonar y otra vez los bomberos se prepararon.

—¿Algún indicio del origen del incendio? —dijo Gómez. 

—Sí —dijo el jefe.

—¿Cuál es? 

—El Capitán Galaxia. 

—¿Otra vez?

—Ahora estaba luchando con el Hombre Mono, su némesis, y varios automóviles explotaron en un estacionamiento. 

—Bueno, pues ni hablar. 

Los carros de los bomberos salieron de la estación casi volando. La sirena sonaba por las calles de la ciudad, era imposible no percatarse del sonido. 

Al día siguiente, sonó la alarma en la estación. Otra vez, hombres y mujeres descendieron del tubo y se alistaron con su equipo.

—Jefe, ¿algún indicio del origen? —dijo Gómez.

—No me lo vas a creer —dijo el jefe con una cara de «ya ni modo».

Gómez entendió de inmediato y dijo:

—No me diga, el Capitán Galaxia…

—Sí, el Capitán Galaxia. Otra vez estuvo peleando con el Hombre Mono. Gómez se contuvo, su cara se puso roja de coraje, parecía una olla de presión a punto de explotar.

—Este Capitán Galaxia se supone que es un héroe, ¿verdad? —dijo Gómez.

—Pues se supone que sí —dijo el Jefe.

—Pues yo creo que es un villano y su misión es destruir la ciudad. Cada vez que sale a pelear con su enemigo, destruye casas y edificios. De puro milagro no ha fallecido ningún inocente, pero no tarda en suceder, y todo por culpa de este tipo de capa y mallitas.

—Pues, ¿qué le digo, Gómez? Se supone que Galaxia vino a este mundo para hacer el bien, para salvarnos de los malvados.

El Capitán Galaxia había llegado a la Ciudad de México en una pequeña nave espacial. Una pareja lo encontró y lo educó como a cualquier persona de la ciudad. Su papá lo abandonó y la mamá le pegaba con una chancla. Cuando Galaxia pudo volar, salía por la ventana para no ser alcanzado por la chancla. Después, la mamá le pegaba con un cinturón, pero las poderosas nalgas de Galaxia resistían el ataque del cinturón. Después de un tiempo, el Capitán Galaxia se convirtió en el héroe de la ciudad, aunque Gómez estaba convencido de que no era un héroe, sino un destructor.

—Parecemos las chachas de Galaxia, tenemos que levantar su tiradero —dijo Gómez y se subió al carro de los bomberos.

Pasaron algunos días y no hubo señales del Capitán Galaxia. Gómez estaba feliz; finalmente podían descansar de los destrozos del héroe. Pero un día, una nave espacial cubrió el cielo. Tenía forma circular y era de gran tamaño. Se podía ver desde cualquier punto de la ciudad; solo tenías que levantar la vista.

Los bomberos salieron de la estación para ver la nave espacial. No lo podían creer; era como estar en una película de ciencia ficción. Gómez le dijo al jefe:

—Creo que ahora sí deben hablarle a Galaxia.

—Ya le hablaron y no contesta. Dicen que los aliens lo capturaron.

De la nave espacial descendieron criaturas verdes que tenían tentáculos y colmillos filosos. Los aliens flotaban por la calle y, con una pistola que disparaba burbujas, capturaban a todas las personas que encontraban en su camino. Varios aliens llegaron a la estación y los bomberos entraron corriendo. No querían ser capturados por las criaturas de color verde. Gómez se tropezó con una manguera, de la cual emergió un chorro de agua. El líquido alcanzó a un alien y la criatura soltó un grito desgarrador, como si le hubieran caído una lluvia de clavos. El bombero levantó el dispositivo y abrió el flujo de agua. Salió un chorro más potente que derritió al alien. Gómez había encontrado la debilidad de las criaturas del espacio. Al darse cuenta de lo que había pasado, todos los bomberos accionaron el agua de las mangueras y derritieron a los aliens que estaban afuera de la estación. Enseguida, se elaboró un plan y los bomberos estuvieron por toda la ciudad acabando con las criaturas verdes. El agua era el elemento que los aliens no esperaban. El Capitán Galaxia pudo escapar de la nave de los aliens y descendió en la estación de bomberos.

—¿Qué pasó? —dijo el Capitán Galaxia.

—Ya nos encargamos de los aliens —dijo Gómez.

—¿Sin mí?

—Mi papá, que era bombero, me dijo que un héroe es poderoso por su valor. Nosotros tuvimos valor, y tuvimos agua. Por algo mi maestra de primaria me decía que es el líquido vital para la vida.

—¿Y ahora yo qué hago?

—Puedes limpiar el desastre que dejaron los aliens.


EL CAPITÁN GALAXIA Y EL BOMBERO GÓMEZ | Pseudónimo: Kato que corresponde a Guillermo Hernández Ortiz de la Ciudad de México.

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