El mejor de los reyes magos

«Hay dos clases de arrepentimiento: el falso que viene del fracaso y el verdadero que viene de la conciencia de haberlo hecho mal»

Jacques-Bénigne Bossuet

Cuando Juanito Jara tenía seis años de edad comenzaba a sospechar que los Reyes Magos no existían. Uno de sus padres debía ser quien le daba los regalos. Esa noche de enero se le ocurrió un plan para averiguarlo de una vez por todas: En la madrugada del día seis se levantó de su cama; sus padres no estaban. Fue al lugar en donde cada año aparecían los regalos y dejó un papel que decía, con aquella letra de líneas zigzagueantes: “QIERO QUE MELCHOR LLEVE ESTE PAPELITO AMI CUARTO Y ME DESPIERTE PARA CONOCERLO”. Después de eso regresó a su a su cama y se acostó.

El reloj marcaba las dos de la mañana con doce minutos. Sus padres llevaban cerca de tres horas en un mercado nocturno. También por aquella hora un hombre entró por la ventana a la casa de los Jara. Llegó hasta el lugar en donde se dejaban los regalos y notó el papelito. Dejó su gran morral ahí en el suelo y fue a la habitación del pequeño. Lo despertó. Juanito abrió tremendos ojos por la emoción de verlo. El Rey Mago traía puesta una túnica sobre su cabeza y tenía ojos grandes y azules. Entonces le pidió con un gesto que no hiciera ruido y le dio la notita en sus manos. Ambos se emocionaron hasta el punto de enrojecérseles la mirada. Juanito se recostó feliz y en poco tiempo se durmió con la nota entre su pecho.

El malhechor, al encontrar aquella nota y no lo que buscaba para robar, salió de aquella casa sin su botín y con lágrimas en los ojos.


EL MEJOR DE LOS REYES MAGOS* | Raúl Rojas Roo

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* Este cuento está incluido en el libro La máquina de la felicidad.

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